Camila O'Gorman y una reflexion sobre la doble moral de los Pro vida
Cuando hace unos años en la Argentina se hechó a correr la
posibilidad de sancionar por decreto la pena de muerte, me resultó
curiosa la coincidencia de que estuvieran fervorosamente a favor, y
con argumentaciones casi nazis, los mismos conservadores que si
hablamos de aborto, argumentan muy cristianamente que es un horrendo
y cruel asesinato de una vida inocente.
Con el tiempo y la precisa mirada del feminismo, entendí que esto
que parecía una contradicción no era más que una permanente
característica del poder de los patriarcas y se llama DOBLE MORAL.
El 18 de agosto de 1848 fueron fusilados Camila O’Gorman y
Uladislao Gutiérrez por orden de Juan Manuel de Rosas. Y creo
oportuno recordar aquella lejana historia porque la doble moral de
los patriarcas de antaño sigue vigente hoy como ayer.
“En el mes de Enero de 1848 / El cura de la Parroquia de Nuestra
Señora del Socorro de esta ciudad Presbítero [don] Uladislao
Gutiérrez se desapareció abandonando el Curato y llevándose una
niña [llamada doña] Camila O’Gorman hija de una familia de las
mui desentes de esta Capital. / Sabido por el Gobernador pasó
circulares á todos los gobiernos y demás autoridades de las
Provincias, con las filiaciones de ambos prófugos, tratándolos de
reos criminales, para que en donde fuesen conosidos los prendieran y
remitieran asegurados á esta Ciudad / efectivamente en el Pueblo de
Goya juridicción de Corrientes, fueron conocidos por el Juez de Paz,
[quien] dio cuenta á su [Gobierno] de tenerlos asegurados; cuyo
[Gobernador] los remitió presos á esta Capital. / El 16 de Agosto
llegaron á esta Ciudad, donde quedaron presos en el Campamento de
los Santos Lugares; [pero] sin mas trámites de justicia el 18 del
mismo Agosto á las 10 del día fueron fusilados los dos de [orden]
del Gobernador / El clérigo, hijo de la Ciudad de Tucumán fue
fusilado en un banquillo; la niña en una silla de brazos en que fue
conducida. / El clérigo su edad de 24 años, y ella de 20, siendo
esta niña á mas de su tierna edad, mui hermosa de cara y de cuerpo,
mui blanca y graciosa, de habilidad pues tocaba el piano
[perfectamente] y cantaba, que embelesaba á los que la oyan,
haviendo causado una sorpresa y [sentimiento] general á todos los
havitantes de esta Ciudad estas muertes, por un delito, que no creen
mereciera perder la vida, sino una reclusión por algún tiempo, para
que purgasen el escándalo que havían dado por solo una pasión de
Amor, que no ofendían á nadies sino asi propios; siendo lo mas
sensible que estaba embarasada de ocho meses, se lo dijeron al
Gobernador; [pero] este señor, sin reparar la inosente criatura que
estaba en el bientre, sin esperar á que la madre pariese la mandó
fusilar; caso nunca sucedido igual en Buenos Ayres, de manera que por
matar á dos murieron tres. / El clérigo salio al cadalso asi
muerto, ó muerto según dicen los que lo presenciaron; [pero] la
niña con valor estraordinario, en que se manifestó muriendo como
una heroína”. Juan Manuel Beruti, Memorias Curiosas.
Se calificó la huída de los amantes como “un crimen horrendo”,
“un delito escandaloso”, “una monstruosa inmoralidad...”
Adolfo O’Gorman, padre de Camila, patriarca federal de estrechos
vínculos con Rosas y sospechado de ser espía británico, no dudó
en calificar los sucesos como un “escándalo nunca antes oído en
el pais”. Será él mismo quien le insista al Gobernador Rosas un
castigo ejemplar para su hija, para salvar así su honor y mantenerse
dentro del círculo de quienes se beneficiaban con la Santa
Federación. Para Don Adolfo, resguardar el prestigio de su apellido
significaba salvar las carreras de dos de sus hijos varones: Eduardo
el sacerdote y Enrique , el militar guardían del Orden.
La Iglesia por su parte, no se opuso al fusilamiento. Muy por el
contrario lo avaló con sus bendiciones aún sabiendo que Camila
estaba embarazada y que el Código de las Indias prohibía su
ejecución. ¿Por qué será que no salió a defender “la inocente
vida por nacer”, en este caso deseado y tanto se preocupa hoy
cuando una mujer decide abortar?
En el círculo político, el caso se transformó en una pulseada de
poder: los federales necesitaban un castigo ejemplar para demostrar
la vigencia de Rosas y salvar las instituciones; los unitarios, en
cambio, tomaron el hecho como un ejemplo de la corrupción y la
inmoralidad que reinaba bajo la “tiranía espantosa del Calígula
del Plata”.
Por otra parte, el tratamiento que tuvo la historia en la prensa y en
el relato de testigos, aparece Gutiérrez como el victimario raptor
de la niña decente. Pero Camila, “perdida para la sociedad y
para su decente y honrada familia” parecía llevar los genes de su
irreverente abuela Madame Perichon conocida como “La Perichona”
afamada por sus amoríos extramatrimoniales; era además una inquieta
y asidua lectora, su pensamiento confrontaba el catolicismo federal
de la Santa Federación rosista de la que participaba su familia. Por
lo tanto, creer que fue víctima de Gutiérrez es invisibilizar a la
Camila capaz de torcer el destino que como niña de la sociedad le
hubiera correspondido: “el matrimonio o el convento”.
Este fusilamiento, esconde los miedos que tienen el Estado y la
Iglesia como pilares del poder patriarcal al instituir el castigo
ejemplar de la pena de muerte. ¡Statu Quo! ¡Que nada se
mueva ni se diferencie!
El aborto clandestino es, para nosotras las
mujeres, una amenaza de pena de muerte disparada al azar y con
premeditación por la Iglesia, el Estado pero también la corporación
médica que le ofrece sus servicios, y avalada por la negligencia
propia del que sabe que algo huele a podrido y en lugar de airearlo y
limpiarlo se empeña en echar perfumes creyendo infantilmente que lo
que no se ve, no existe.
La pena de muerte parece convocar las fuerzas más amarillas y
morbosas de un tejido social que, cuanto más deshilachado, con mayor
avidez consume y acepta el show del castigo ejemplar y que a fin del
siglo XX y llevado al extremo es su televización.
Pedir pena de de muerte es avalarle al patriarcado su violento
atropello contra toda expresión de vitalidad. Aceptar el invasivo
avance del Estado juzgando sobre el íntimo misterio citcular de la
vida y la muerte es renunciar a las fuerzas de identidad, creación y
rebeldía que guía la utopía en cada un@ de nosotr@s.
Nada justifica que el Estado decida sobre la vida de nadie: ni
decretando una pena de muerte, ni penalizando el derecho de las
mujeres a decidir sobre nuesytras vidas y nuestros úteros.
Camila nunca lo supo, pero un mes antes de su fusilamiento, en Seneca
Falls, EE.UU. Las semillas feministas que sembrara Olimpe de Gouges
en 1791 con su Declaración de los Derechos de la Mujer y la
Ciudadana (previa a su guillotinamiento “por haber olvidado las
virtudes de su sexo para mezclarse con los asuntos de la República)
germinarían transformadas en la Primer Convención Feminista en la
Declaración de Sentimientos, impulsada por Lucrecia Montt y
Elizabeth Candy Staton, donde ya se empezaba a hablar en voz alta del
acceso de las mujeres a la educación, el divorcio y el derecho al
voto.
Defender la vida es luchar por dignificarla.
ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR;
ABORTO LEGAL PARA NO MORIR.
NO A LA PENA DE MUERTE.
Miriam Djeordjian – Mujeres Libres Buenos Aires – Por un mundo
nuevo.
Este artículo fue publicado en la Revista A Desalambrar Nro. 9 Julio de 1998 .
Buenos Aires, Argentina y en Nuevos Aportes sobre Aborto disponible en https://comisionporelderechoalaborto.files.wordpress.com/2017/07/nuevos-aportes-12.pdf
Pueden ver en el
siguiente link la película Camila, dirigida por la gran
directora de cine argentino María Luisa Bemberg
https://www.youtube.com/watch?v=xYY5V-yJop0
Muy interesante y digno de análisis. Gracias Miriam. Te comparto una reflexión de un médico que conocí hace muchos años y se dedicaba a los abortos. Un anciano respetable y filántropo conocido en la sociedad de mi ciudad: "En el consultorio he tenido de todo; jovencitas que pensaron en el suicidio antes que enfrentar a sus padres al escarnio social, mujeres casadas e infelices,mujeres rebasadas por la
ResponderEliminarmaternidad de otros hijos, mujeres muy mayores temerosas de tener un hijo en malas condiciones. Escuché tantos argumentos que un día dejé de escuchar, sólo creo que si alguien no se siente con fuerza para ser madre en ese momento tiene derecho a decidirlo". Eso fue hace 25 años, ya entonces las mujeres abortaba en la clandestinidad. El aborto debería ser un asunto personal y no menester del público. Si no estoy de acuerdo, no aborto y ya.
Gracias por tu comentario! El patriarcado se inicia con el control de la capacidad reproductiva de las mujeres por parte de las instituciones dirigidas por varones, y encasilla aqui al deber ser de las mujeres. Se amenza el orden todo si una mujer recupera el control sobre su cuerpo y sus decisiones.
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